martes, 14 de junio de 2016

Efectos del uso de la tecnología sobre la naturaleza

En el último siglo, el planeta tierra ha sido un torturado testigo del desarrollo tecnológico del hombre. Un desarrollo que ha significado muerte y destrucción masiva al planeta que llamamos hogar.
Irónicamente podemos darnos cuenta que el hombre como especie, somos la más inadaptable de todas las especies que han vivido en el planeta, sin considerar nuestro origen divino, o Darwineano, podemos asegurar que el éxito de nuestro dominio tiene base en el desarrollo de nuestra inteligencia.



Cabe mencionar que esta inteligencia nos ha hecho la mejor y la peor especie que ha habitado este hogar. Me refiero a la mejor, porque hemos aprovecha y usado el ambiente para nuestro beneficio más que otras especies, y a lo peor, porque en ese uso desmesurado e irresponsable hemos destruido en un siglo, lo que un ecosistema tardó en formar en miles de años.
El brillo de la fama, el poder y el dinero ha cegado tanto a los hombres sedientos de conocimientos; que con la ingenuidad de Pandora que jugó con las maldades que azotaban al mundo antiguo según los filósofos griegos, abren las puertas del conocimiento con el interés de dominarlas aún sin tener razón o comprensión de su uso.




El hombre ahora como especie dominante del planeta, se ha dado el derecho divino para decidir sobre el futuro de las demás especies, acabando a razón de 23 especies por mes. Destruir hábitat naturales en fracciones de tiempo de lo que la naturaleza lo creo, catástrofes, corrupción, contaminación, y todos los defectos del hombre repercuten en la naturaleza; que como una esponja absorbe cada día, cada hora, nuestros hijastros mutantes, esperando el momento en que termine por explotar con una fuerza que acabará con lo que conocemos ahora.

Efectos del uso de la tecnología sobre la naturaleza

Es irónico observar como cada descubrimiento que beneficia al hombre y hace que avance otras 100 años en el conocimiento en apenas 1 hora, de por resultado la destrucción de miles de años de trabajo realizado por la naturaleza en tan solo unos años; refiéreme con ello a los grandes desastres que han atormentado la naturaleza.
La contaminación con plaguicidas, los derrames de petróleo en el mar, los peligros de la radiación nuclear y los incendios forestales amenazan a los ecosistemas de la Tierra. Es esencial para la defensa de la vida en el planeta que se difundan y analicen los errores que han llevado a situaciones de grave daño ecológico.

Los derrames de petróleo

Una de las mayores causas de la contaminación oceánica son los derrames de petróleo. El 46% del petróleo y sus derivados industriales que se vierten en el mar son residuos que vuelcan las ciudades costeras. El mar es empleado como un muy accesible y barato depósito de sustancias contaminantes, y la situación no cambiará mientras no existan controles estrictos, con severas sanciones para los infractores.



El 13% de los derrames se debe a accidentes que sufren los grandes barcos contenedores de petróleo, que por negligencia de las autoridades y desinterés de las empresas petroleras transportan el combustible en condiciones inadecuadas. En los últimos años, algunos de los más espectaculares accidentes fueron el del buque-tanque Valdés de la Exxon, ocurrido frente a las costas de Alaska el 24 de marzo de 1989, y el del petrolero Mar Egeo, el 3 de diciembre de 1992, frente a la entrada del puerto de La Coruña, en España. Otro 32% de los derrames proviene del lavado de los tanques de los grandes buques que transportan este combustible.
Tanto los derrames de petróleo como los incendios forestales afectan gravemente las cadenas tróficas de los ecosistemas.
Los derrames ocasionan gran mortandad de aves acuáticas, peces y otros seres vivos de los océanos. Esto altera el equilibrio del ecosistema y modifica la cadena trófica. En las zonas afectadas, se vuelven imposibles la pesca, la navegación y el aprovechamiento de las playas con fines recreativos.
En los incendios forestales los árboles no son los únicos perjudicados: muchos animales quedan atrapados en el humo, mientras que otros migran.

Los Escapes Nucleares:

Ciertas sustancias propagan energía al desintegrarse sus átomos, y también el calor residual -persistente durante años- que generan. Ese fenómeno, conocido como radiactividad, es particularmente intenso en el caso del plutonio.
En la actualidad, 424 centrales nucleares instaladas en 25 países producen el 16% de la electricidad mundial. Algunos países, como los Estados Unidos, presionados por el terrible accidente de Chernobyl, han anulado los proyectos de construcción de nuevas plantas nucleares.



La explosión registrada en Chernobyl el 26 de abril de 1986 liberó gran cantidad de radiactividad. La nube que se formó se desplazó a otros países, por la acción de los vientos. La zona más contaminada comprendió unos 260.000 km2 de las ex repúblicas soviéticas de Ucrania, Rusia y Belarús, y afectó de manera directa a 2.600.000 habitantes.
Las autoridades soviéticas sólo admitieron oficialmente 31 víctimas, pero se calcula que las emisiones radiactivas produjeron 32.000 muertos en los primeros diez años, y que 400.000 personas debieron ser desplazadas de sus lugares. La explosión del reactor nuclear provocó terribles efectos en la salud de la población: aumento de la mortalidad infantil, cáncer de tiroides, incremento de la cantidad de niños nacidos con leucemia, malformaciones, tumores y otras afecciones, que se transmitirán genéticamente. Además, el desastre causó la destrucción de cosechas enteras y la contaminación de alimentos.
Las centrales nucleares tienen elevados costos de construcción y mantenimiento, y además han demostrado no ser lo suficientemente eficientes. De todas maneras, el desencadenante para el cese de la construcción de algunas plantas en el mundo ha sido el accidente de Chernobyl, Ucrania.



Otro problema relacionado con los escapes nucleares, y no menos importante por sus consecuencias, es el destino de los residuos radiactivos. En un principio se había optado por verterlos en los fondos oceánicos. Pero pronto se demostró que el procedimiento era poco seguro.
Se han buscado distintas soluciones alternativas, y en la actualidad prosigue el debate. Tal vez el mejor de los métodos propuestos sea el almacenamiento subterráneo, hermético y sin término establecido.
Incendios forestales
Anualmente el hombre desmantela cerca de 12.000.000 de hectáreas de bosque tropical. Sin embargo, esta reducción no es la única que sufren las áreas forestales de nuestro planeta; a ella debe agregarse la explotación desmedida que padecen otros tipos de bosques y la pérdida que ocasionan los incendios.
Más de 7.000.000 de hectáreas de selvas, bosques y matorrales se destruyen anualmente por esta causa. Entre los factores que favorecen este fenómeno se encuentran las altas temperaturas, las sequías y gran falta de humedad y los vientos fuertes y secos que contribuyen a la dispersión del fuego. Lo que empieza siendo una chispa, rápidamente se convierte en un foco de fuego que avanza y no se puede detener ni controlar.


En el modo de avance de un incendio forestal se pueden distinguir tres sectores. El nivel más alto, el del fuego que ocurre en la copa de los árboles, es decir donde están las ramas y las hojas, es el de avance más rápido y el más difícil de controlar. A nivel medio, donde crecen los arbustos, el fuego avanza menos rápidamente pero afecta no sólo a éstos sino también al estrato herbáceo -malezas y matas-. En el nivel inferior, por debajo del suelo, el avance se da a un ritmo mucho más lento, pero el daño que ocasiona el fuego cuando llega a esta parte es mayor que en cualquier otro nivel, ya que quema las raíces y carboniza el humus causando pérdidas irreparables.
En muchas ocasiones los incendios se originan de manera natural o a veces en forma controlada, pero, no en pocas oportunidades estas catástrofes ocurren por descuido, en especial en zonas turísticas naturales o en áreas protegidas donde el hombre vive en estrecho contacto con la naturaleza haciendo campamentos y vida al aire libre.

La tecnología

Definimos a la tecnología como la aplicación de conocimientos para transformar los recursos materiales en productos que faciliten la realización de una tarea.
El uso del conocimiento aplicado, es del uso exclusivo de la especie humana.
Así observamos como los dinosaurios construyeron alguna vez nichos, a los castores construir presas, al perro de pradera hacer madrigueras bajo la tierra, a las hormigas y termitas hacer montículos de arena como antiguos castillos medievales, por mencionar unos pocos.
El avance tecnológico de nuestros días ha tenido un incremento radical. Podemos comparar el desarrollo tecnológico del último año, con el desarrollo tecnológico ocurrido en la última década, así al igual el desarrollo tecnológico de la última década con el desarrollo tecnológico del siglo. Dando así un crecimiento exponencial
Propongo al lector de este ensayo reflexionar sobre los siguientes puntos aquí propuestos:

La tecnología debe ser ambiental

Esta debe cuidar al hombre y a la naturaleza no solo aprovechando al máximo sus recursos materiales y energéticos, si no ambientales, haciéndose parte de un desarrollo sustentable que pueda mantener o mejorar la naturaleza, no creando mutantes ni jugando con ella, si no fortaleciéndola, y restaurando el equilibrio entre las especies.
La tecnología debe ser compartida

Debemos compartir el uso del conocimiento, y no manejarlo como propio, como los países industrializados que dan sus desechos a los países pobres, debemos cuidarlo y respetarlo, pero más que nada compartirlo, ya que solo podremos avanzar si avanzamos junto como una sociedad mundial, sin barreras ni escepticismos, sin yugos ni fronteras.


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