El sociólogo estadounidense Daniel Bell, autor del clásico
Las contra-dicciones culturales del capitalismo, nos envía este ensayo en el
que analiza el desarrollo tecnológico desde la Revolución Industrial y el
cambio que producirá en las sociedades futuras el uso masivo de Internet.
Hoy día Internet y la red mundial (World Wide Web) han
crecido en menos de cinco años a un ritmo sin precedentes en la historia de las
comunicaciones: ningún adelanto previo había invadido tan rápidamente las
conciencias y había asegurado tan amplia acogida pública.
Internet se originó hace unos veinte años a partir de la
iniciativa por parte del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos para
enlazar la investigación militar por medio de una red interactiva llamada
Arpanet. Las computadoras, no la red, eran las responsables de garantizar la
comunicación: en suma, toda computadora podía "hablar" con cualquier
otra. Más o menos al mismo tiempo, las redes de zonas restringidas (LAN) se desarrollaron:
en lugar de conectar sus equipos a enormes computadoras centrales a tiempo
parcial, como había sucedido antes, las empresas y las organizaciones
conectaron toda la red de zona restringida a la Arpanet. Los siguientes pasos
se dieron cuando la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos (NSF)
creó cinco centros con supercomputadoras en las universidades más importantes y
decidió desarrollar su propia red.
En noviembre de
1991 el Congreso de los Estados Unidos creó la Red Nacional de Investigación y
Educación (NREN), para llevar el servicio a las instituciones educativas y
científicas. Es importante destacar que la NREN es una red interna de redes
lógicas y autónomas, y no un sistema gestionado centralmente, por lo cual tenía
la flexibilidad y la capacidad de desarrollarse y ampliarse de acuerdo con la
necesidad de los usuarios. Los siguientes pasos lógicos consistieron en llevar
Internet directamente al hogar gracias a empresas privadas por una cuota
mensual. Internet es entonces, simplemente, una red de redes a disposición del
que cuente con un navegador.
Hoy día están
vinculadas treinta millones de computadoras, y decenas de millones de usuarios
en más de cien países. Al ritmo actual de crecimiento, muy pronto estarán
conectados cien millones de equipos. Todo individuo que "navegue" en
la red, es decir, que busque sitios específicos para obtener información
distinta, puede sentirse abrumado por semejante avalancha. Sin embargo, dos
aspectos cruciales deben destacarse. El primero es que Internet, si bien abarca
al mundo, está limitado de hecho a aquellos países y regiones que cuentan con
una infraestructura de apoyo, es decir, un sistema telefónico moderno. Casi en
toda África y otras regiones del llamado tercer mundo, así como en la mayor parte
de Europa Oriental y en Siberia, el sistema telefónico adecuado es restringido
o no existe. El segundo aspecto es que, por lo pronto, Internet es un medio
apartado de los sistemas televisivo y telefónico, aunque la integración de los
diferentes medios es un proyecto tecnológico y comercial previsto por muchas
compañías
Las
"trayectorias" del cambio social
En los últimos doscientos años la tecnología ha sido el agente de cambio de la vida moderna y sus estructuras sociales, ha transformado la naturaleza de las ocupaciones, las relaciones de la gente y se ha constituido en el medio del crecimiento económico. Sin embargo, se suele emplear el término tecnología de un modo indiscriminado, a pesar de los profundos cambios en el carácter de ésta y en sus distinciones. Para casi todas las personas la tecnología implica máquinas o modalidades mecánicas —mecanismos que desde luego aún existen—, pero la nueva tecnología de las comunicaciones y computadoras —que constituye el fundamento de la sociedad posindustrial— es una tecnología intelectual, con raíces y modalidades de aprendizaje muy distintas comparadas con las de la tecnología anterior.
Es preciso comprender la tecnología de la sociedad posindustrial a fin de seguir las vías del cambio y vislumbrar sus consecuencias para la sociedad y sus organizaciones constituyentes. Lo que me propongo, por tanto, es trazar una suerte de "mapa" de la tecnología moderna y de sus "trayectorias".
Mi primer "esquema" se refiere a las distinciones históricas:
En los últimos doscientos años la tecnología ha sido el agente de cambio de la vida moderna y sus estructuras sociales, ha transformado la naturaleza de las ocupaciones, las relaciones de la gente y se ha constituido en el medio del crecimiento económico. Sin embargo, se suele emplear el término tecnología de un modo indiscriminado, a pesar de los profundos cambios en el carácter de ésta y en sus distinciones. Para casi todas las personas la tecnología implica máquinas o modalidades mecánicas —mecanismos que desde luego aún existen—, pero la nueva tecnología de las comunicaciones y computadoras —que constituye el fundamento de la sociedad posindustrial— es una tecnología intelectual, con raíces y modalidades de aprendizaje muy distintas comparadas con las de la tecnología anterior.
Es preciso comprender la tecnología de la sociedad posindustrial a fin de seguir las vías del cambio y vislumbrar sus consecuencias para la sociedad y sus organizaciones constituyentes. Lo que me propongo, por tanto, es trazar una suerte de "mapa" de la tecnología moderna y de sus "trayectorias".
Mi primer "esquema" se refiere a las distinciones históricas:
La fuente del
cambio y la invención tecnológica moderna es la codificación del conocimiento
teórico. Toda sociedad humana se fundamenta en la transmisión del conocimiento.
Lo que nos vuelve únicos y nos distingue de todas las otras especies es el
desarrollo del lenguaje y de los códigos que lo organizan en recurrencias
comprensibles. Vamos del lenguaje a los conceptos, los cuales son el
agrupamiento de ideas que nos permiten elegir las experiencias y realizar
generalizaciones con aquéllas. Pero la codificación del conocimiento teórico es
algo nuevo, y un rasgo distintivo del siglo XX.
Respecto de la globalización y de la nueva división
internacional del trabajo, el dilema para muchas economías (y sociedades) es si
desarrollan productos, si mejoran la calidad de los mismos o si los fabrican
normalizados. Esto no implica que la tecnología por sí misma determine su
destino económico, pues hay otros muchos sectores y dimensiones que pueden
constituir la base de las sociedades: los recursos naturales como el petróleo y
el gas natural, los productos agrícolas y forestales, la pesca, el turismo, el
entretenimiento, los servicios, entre otros. Pero en más de un sentido, desde
luego, todos los sectores mencionados dependen de artefactos tecnológicos,
aunque si una economía ha de entrar en las fases posindustriales, la
trayectoria de las tecnologías de la información se vuelve imperativa para su
existencia.
La escala del
consumidor
La transformación
sociológica de la sociedad moderna se debe al ascenso de la clase media. De
1950 a 1970 la clase media en los Estados Unidos y Europa Occidental aumentó de
doscientos a quinientos millones de personas. (En Japón ocurrió a partir de
1965.) Por clase media me refiero, en general, a las personas con medios de
vida que reducen, si no eliminan, las labores fatigosas y hacen hincapié en las
comodidades domésticas: lavadoras, refrigeradores, teléfono, radio y televisión
e incluso un automóvil. Estos son los bienes de una sociedad de producción
masiva y los fundamentos de una economía consumidora, lo cual transformó a las
sociedades de esos países en la posguerra.
¿Cuántos otros
países se transformarán de igual modo? Hay una suerte de "escala
tecnológica" mediante la cual pueden seguirse los desplazamientos o
cambios en las concentraciones económicas de toda sociedad. La "escala
tecnológica" puede describirse como sigue:
a) Recursos
fundamentales: industrias agrarias y mineras.
b) Manufactura ligera: por ejemplo,
textiles, zapatos, etcétera.
c) Industria
pesada: por ejemplo, el acero, la construcción naval y automotriz y la ingeniería.
d) Alta
tecnología: por ejemplo, instrumentos, óptica, microelectrónica, computadoras,
telecomunicaciones.
e) Ciencia del
futuro: biotecnología, ciencia de los materiales, el espacio y los satélites.
Japón es un ejemplo pertinente del ascenso en la escala de la tecnología en los últimos cincuenta años. Éste comenzó después de la guerra, sobre todo con la manufactura ligera. Debido a que otros países lo adoptaron a causa de los menores salarios, Japón comenzó a dedicarse al acero y a la construcción naval, reemplazando a Gran Bretaña en ambos casos. Pero estas son industrias que requieren grandes cantidades de energía y, luego de la crisis del petróleo, sobre todo después de 1973, Japón se dedicó a los instrumentos y a la óptica, a la microelectrónica y, con las nuevas técnicas de producción (asistidas por computadora), a la industria automotriz.
Así como existe
una escala tecnológica, también se puede identificar una "escala del
consumidor" en el sentido de progresión en las sociedades en desarrollo.
Es posible, de modo esquemático, identificar sus estadios como sigue:
—Subsistencia.
—Necesidades.
—Deseos.
—Ingresos
discrecionales.
Las sociedades en
estadio de subsistencia (Bangladesh, por ejemplo) son las que en buena medida
dedican el ingreso a la alimentación, a menudo la mitad del ingreso diario. La
ley de Engel (debida a Ernest Engel, un perito alemán en estadística del siglo
xix que estableció la proporción variable entre el ingreso doméstico y los
gastos requeridos para cubrir las necesidades) describe el desplazamiento de
las compras a lo largo de la pendiente ascendente del ingreso.
Las necesidades
tienen raíces biológicas, comunes a las personas: comida, vestido, techo, a
menudo en el plano más elemental.
Cuando el ingreso
de la sociedad aumenta, las necesidades ceden el paso a los deseos. Los deseos
son psicológicos, y varían de un individuo a otro a medida que las personas
desarrollan gustos distintos. Éstos están basados en la identificación con
imágenes procedentes de la novela (como en el siglo xix) o del cine y la
televisión; actualmente de la publicidad.
El ingreso
discrecional es el estadio en el cual, luego de que el dinero se aparta para
las necesidades fundamentales y los deseos, los fondos pueden emplearse para
diversos propósitos.
Los lujos son
sociológicos. Establecen un estilo de vida que constituye una característica
distintiva destinada a los demás. Determinan las normas de comparación con los
otros e imponen su reconocimiento.
Así como hay una
"trayectoria" de la tecnología también hay una trayectoria en la
escala del consumidor. La transformación de la sociedad comienza con la
capacidad de reducir la pobreza y la mera subsistencia y de satisfacer las
necesidades de la mayoría de la población. El estadio de extensión se
desarrolla con los deseos y el ingreso discrecional. Los nichos se desarrollan
con el ingreso discrecional y el lujo. El consumo amplio y masivo sigue siendo,
por supuesto, el cimiento de la sociedad. Y se ha convertido en la definición
del modelo de vida para la mayor parte de las personas.
Esto ha sido
cierto en buena medida en la historia de las sociedades humanas. La diferencia
actual consiste en la enorme cantidad de personas que pueden ascender en la
escala del consumidor y que efectivamente lo hacen. La consideración más
compleja, pues estamos al comienzo del proceso, atañe a los efectos de la era
de la información en la ampliación del ámbito de intercambio entre los
individuos de las distintas sociedades y culturas, y los cambios de los estilos
de vida y los gustos. -— Traducción de Aura Levy y Aurelio Major.
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